(No apto para mentes frágiles)
Debo confesar que mi familiaridad con la zoofilia siempre ha sido bastante limitada, ortodoja quizás, por pensar que tal cosa sucede sólo cuando un hombre se halla solo en una montaña y no encuentra más remedio que follar con las ovejas. Sin embargo, mientras divagaba pensando en qué escribir para este blog pensé en qué sucedía cuando fluidos humanos tomaban contacto con fluidos no humanos… y recordé una historia escuchada hace años, seguramente a una amiga de una amigo de un primo de un tío, que me remitió a prácticas mucho más cotidianas que lo que imaginaba en un principio.

Ok, tiene bastante de mito urbano, pero ¿qué pasa cuando semen animal se junta con los flujos de una vagina excitada? Me imagino que no es posible embarazarse de un perro, asumo que por eso lo que más preocupa a “los expertos” (= gente que pulula por la red dando indicaciones) es pegarse una infección, con el semen o con la saliva del perro. Con todo eso, de igual modo hay quienes lo consideran una práctica… no digamos que higiénica, pero tampoco sucia, como la mujer (asumo será mujer) que redactó este MINUCIOSO INSTRUCTIVO (http://www.orgasmatrix.com/blog/noticias/sexo-animal-zoofilia/) sobre cómo hacerlo con un perro, con detalles como las mejores posiciones para ser penetrada, los tamaños de pene según la raza y las bondades del bulbo; región situada en la base del pene canino que se ensancha a medida que el perro se excita y que luego se introduce en la vagina de la hembra, dejando al sabueso en cuestión y su pareja –humana o animal- “pegados”.
Ay, y yo que nunca he tenido perros. Juzgue usted.