martes, 7 de septiembre de 2010

Moquitos

Todo el mundo como que le hace asco a los mocos y le da color cuando alguien se saca uno en público. Pero la verdad es que todos se meten el dedo en la nariz cuando están solos, protegidos de miradas conservadoras: ¿o me van a decir que nunca han tenido un moquito pegado, pero pegado, hasta la desesperación en el bordecito de la nariz? Es cierto que la consistencia no es lo que más los acompaña, pero tampoco son así como el colmo de lo repugnante. Todos se han comido un moco.

Síii… ¿llorando? ¿Sorbeteando el resfriado cuando no tiene con qué sonarse? ¿Su alergia?... Bueno y si no lo ha hecho aún, sáquese uno y pruébelo, no es tan terrible, puede hacerlo en la privacidad de su pieza, o en el baño, mi moco y yo. Sacarse el moco y metérselo a la boca. Los mocos son salados, no saben mal, saben igual a las lágrimas. Me imagino que las lagañas saben parecido…

Porque si usted se saca el moquito y no tiene un papelito o un basurero donde dejarlo, ¿qué hace? ¿Lo hace una bolita y lo tira lejos? ¿O lo pega debajo de la mesa? ¿Y cuando tiene un “pollo”? Es de rotos andar tirando pollos en la calle… si quiere ser una señorita, un lolo educado, debe tragar. 

De la nariz a la boca
Los mocos tienen colores. Mocos con sangre de nariz, mocos blancos –después de un jale-, mocos amarillos de resfrío, mocos muy verdes y sanos. Mocos duros, mocos como plasticina, mocos desintegrados (sí, de esos que hay que hacer bolita porque se pegotean), mocos que son pura agua. Son tiernos los mocos. Los niños siempre se los comen. ¿Nunca escuchó ese chiste en que el moquito es amenazado con un “¡Sale, te tenemos rodeado!” y uno con todos los dedos alrededor de la nariz? Típico que el muy desgraciado no se rendía nunca. Entonces había que entrar y sacarlo, por largo que sea, aunque la raíz llegue hasta lo más profundo de la nariz. Y respirar.

3 comentarios:

  1. En Animal Planet dijeron una vez que un 97% de los humanos se saca los mocos. El otro 3% o no tiene manos o es idiota.

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  2. El Fauno cuando chico cantaba una canción: "Me saco un moco / lo miro poco a poco / lo redondeo, lo miro con deseo / y si ese moco me sale tan sabroso / yo me lo como y vuelvo a empezaaaaar."

    Eché de menos una mención a esos terribles mocos largos que se quedan pegados en el fondo de las fauces y que requieren del hisopo conocido como "cotonito" para ser removidos y exteriorizados.

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  3. "Después de un jale." Notables historias hay de quienes, angustiados a más no poder, han jalado sus propios mocos pos jales. Tal acto puede parecer totalmente extraño, digamos, volver a introducirse algo que se expulsaba por molesto, pero para alguna filosofía utilitarista y otras no tanto, sería totalmente comprensible.

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